Jack Ryan es un analista financiero y ex US marine que trabaja para la CIA. Dedicado a la investigación, Ryan se mueve con naturalidad entre los datos y los algoritmos, detectando en ellos rastros de movimientos extraños o insidiosos. Cuando encuentra una serie de transacciones financieras sospechosas, el agente da la alarma inmediatamente y esta vez, los análisis apuntan a un posible terrorista llamado Suleiman que mueve grandes sumas de dinero para financiar células terroristas en ciudades occidentales y planificar atentados violentos. Tras conseguir convencer a su superior James Greer de sus sospechas, Ryan se ve obligado a abandonar la zona de confort de su despacho y volver a la acción sobre el terreno. En la primera temporada se ocupa directamente del conflicto en Oriente Medio y de la guerra contra el terrorismo, mientras que en la segunda temporada realiza una misión en Estados Unidos, Reino Unido y Venezuela. Ahí se ocupa de la corrupción política y de la dudosa conducta de Nicolás Reyes, el presidente venezolano implicado en una conspiración internacional.
Producida y distribuida por Amazon Prime Video, Jack Ryan de Tom Clancy es protagonizada por John Krasinski, actor ya conocido por la serie de televisión The Office y la película Un lugar tranquilo, quien presenta a Jack Ryan como superhéroe disfrazado de hombre común, atormentado por las pesadillas y los fantasmas de una guerra atroz, pero dispuesto a salir al campo de batalla si el sentido del deber le llama. Concebido por Carlton Cuse y Graham Roland, Jack Ryan es un moderno thriller político posterior al 11-S, repleto de todos los elementos típicos del género: las tramas están repletas de acción, cargadas de la tensión emocional adecuada, con la mezcla perfecta de explosiones y violencia y los habituales giros predecibles.
Protagonista del universo literario de Tom Clancy desde los años 80 hasta 2015, así como del universo cinematográfico, el mito de Jack Ryan y su escenario de espionaje vuelve a cobrar vida en este moderno reboot. Amazon no escatima en gastos y elabora un producto ambicioso y espectacular que sacrifica la narración en favor de una caracterización de personajes que cumplen funciones específicas y que sirven para investigar cuestiones políticas, sociales y culturales. Aunque no faltan las intrigas internacionales, las persecuciones de coches, la corrupción política y los giros argumentales un tanto rebuscados, Jack Ryan se apoya en sus tramas para mostrar temas como la situación política en Siria, la crisis de los refugiados, la identidad cultural y el drama moral de los pilotos de drones, y en la profundidad de sus personajes para estimular una reflexión que va más allá de la dicotomía entre el bien y el mal. Los profundos conflictos éticos y morales de los distintos protagonistas sirven para diseccionar los valores y sentimientos de las diferentes culturas que se muestran, para identificar las razones del mal, pero sobre todo aprietan el acelerador de la clásica generosidad de los americanos y su capacidad de hacer siempre el bien.
Alternando los acontecimientos con continuos flashbacks y saltos en el tiempo, Jack Ryan contextualiza el papel de cada uno de los actores implicados, profundizando en las motivaciones que hay detrás de cada acción y perfilando para cada personaje una función específica. No es casualidad que, incluso antes de saber quiénes son los héroes, conozcamos a los antagonistas, presentados como niños inocentes, despojados de su infancia por una guerra no deseada, transformados en jóvenes pobres y desesperados para convertirse en criminales crueles y corruptos, completamente subyugados por el deseo de venganza y de poder, como queriendo decir que, en algunos casos, no hay otra opción. Luego están los héroes: Ryan, un astuto idealista con sentido práctico y rigor ético, siempre en primera línea para salvar el mundo. Greer, un superior rígido y antipático, compañero de Ryan y un personaje construido en total antítesis con el terrorista Suleiman. Ambos creyentes, el agente y el terrorista, muestran las dos caras de la religión islámica, una fe en la que creen, a la que se aferran, que ha moldeado su identidad y sus creencias, pero que en el caso del terrorista es obviamente más proclive a la violencia.
A su vez, despiertan interés las principales figuras femeninas, personajes que contrastan con los masculinos más violentos y dictatoriales. Por un lado está Hanin, esposa de Suleiman y madre de tres hijos, que encuentra refugio y salvación en América; por otro, Gloria Bonalde, una valiente candidata a la presidencia, que desafía la presión psicológica y las amenazas en nombre de la salvación de Venezuela. Aunque carece de la tensión dramática de productos como 24 o Homeland, la serie es tranquilizadora y agradable y consigue su único objetivo principal: satisfacer al espectador a través de un producto ameno pero nada sorprendente.
Marianna Ninni
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