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Milenios antes de la fundación de la Comunidad del Anillo, y más concretamente en la Segunda Edad del mundo creado por J.R.R. Tolkien, comienza la historia de esta ambiciosa serie, que incluye cinco temporadas más, en el mundo de El Señor de los Anillos.
A lo largo de los episodios se presentan varios personajes, pero el personaje principal en absoluto de esta primera temporada es Galadriel, a quien conocemos en la saga cinematográfica como la Dama Blanca de Lorien.
La vemos inicialmente como una niña, durante la Primera Edad, cuando el malvado Morgoth aún no había proyectado su sombra sobre Ea, el mundo de Tolkien. Entonces sólo existía el Bien, y sólo el avance del Señor Oscuro obligó a los elfos a abandonar la tierra prometida de Valinor, para cruzar el Gran Mar y enfrentarse a los ejércitos de orcos en Arda, la región también conocida como Tierra Media. Durante el conflicto, Galadriel pierde a su amado hermano Finrod, que es asesinado por el lugarteniente de Morgoth: el hechicero Sauron.
A pesar de la derrota de Morgoth, Galadriel continúa siguiendo el rastro de Sauron por toda la Tierra Media durante milenios, convencida de que el Mal no ha desaparecido, sino que sólo está esperando el momento oportuno para recuperar el poder. Sin embargo, su cruzada no es comprendida por los demás Elfos; Galadriel no recibirá la bendición de Gil-Galad, el Alto Rey que gobierna el reino de Lindon, un reducto élfico en la Tierra Media.
Esta es la trama principal de la serie Amazon, apta para toda la familia: los temas son los de la epopeya de Tolkien, desde la búsqueda del Bien a pesar del avance del Mal hasta la unión de los pueblos a través de razas y orígenes. Unas pocas escenas de batalla y las feas caras de los orcos no deberían asustar ni a los más jóvenes.
En el transcurso de los episodios, además de Galadriel, entran en juego otros personajes: algunos de ellos también están presentes en El Silmarillion y Los cuentos inconclusos, las precuelas escritas por Tolkien y publicadas póstumamente por su hijo Christopher entre 1977 y 1980; otros, en cambio, fueron creados especialmente para la serie, como el elfo silvano Arondir, enamorado de la humana Bronwyn.
Aunque la crítica está muy dividida al respecto, la serie Los Anillos de Poder está a la altura del esplendor de la saga cinematográfica de Peter Jackson. Esto no había que darlo por descontado en absoluto, sobre todo a nivel filológico: Amazon se hizo con los derechos de El Señor de los Anillos, pero no con los de El Silmarillion y Los Cuentos Inconclusos, las obras anteriores a la trilogía que narran precisamente los acontecimientos de la Segunda Edad, el periodo en el que se desarrollan los hechos de la serie Los Anillos de Poder.
Los autores han conseguido contar una historia a partir de un libro sin poder utilizar los nombres de lugares y personajes, ni transponer directamente los acontecimientos, especialmente el relativo a la forja de los Anillos de Poder, de los que la serie toma su nombre. Y, sin embargo, la trama funciona: emociona al profano y satisface a los fans de la primera hora de la saga de Tolkien, gracias también a una escenografía y un vestuario a la altura de las películas de Jackson. El resultado es una serie que puede volver a entusiasmar a los aficionados al género y acercar a los recién llegados al legendario mundo de Tolkien.
La comparación con la serie de HBO House of the Dragon, similar en género y casi contemporánea en fecha de estreno, es obligada. Los Anillos de Poder no se asienta sobre un universo ya existente, ni intenta crear uno nuevo, sino que lo respeta y lo amplía, incluso arriesgándose, añadiendo protagonistas que no están exactamente en el canon tolkeniano. Pero mientras los personajes funcionen en la trama, no hay tradición que valga. Por ejemplo, la futura reina de los enanos bien podría ser de color: después de todo, ¿Quién ha visto alguna vez la cara de una princesa de los enanos? Pero no es el color de su piel lo que la define: son sus sabios consejos a su consorte, su simpatía y su exuberancia lo que da sentido a su presencia en la historia.
Comparado con House of the Dragon, en definitiva, Los anillos de poder se atreve a más, incluso a tomar decisiones capaces de indignar a los más fieles filólogos tolkienianos. Pero no lo hizo «sólo» para asombrar al público: cada giro argumental, cada decisión tiene por objeto elevar lo que está en juego. Por razones argumentales y no por contentar a los fans.
Claudio F. Benedetti
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