Carlo y Margherita son una pareja joven y felizmente casada que vive en la bella y vibrante ciudad de Milán. Él ha publicado una novela, está escribiendo otra, y enseña escritura creativa en la universidad; mientras que ella es socia de una exitosa agencia inmobiliaria. Carlo le cuenta a Margherita que le han visto en el baño de mujeres consolando a una alumna, Sofía Casadei: una actitud que ha provocado la preocupación del rector pero sobre la que Carlo se siente completamente tranquilo, tanto que se lo cuenta con franqueza. Sin embargo, es este «malentendido» el que abre una grieta en la relación entre ambos, destinada a ensancharse dramáticamente en un vórtice de sospechas, celos e incomprensión. «¿A quién debemos nuestra fidelidad?» – dice Carlo en clase – «¿A los demás o a nosotros mismos? ¿Hasta qué punto debemos comprometer nuestras propias aspiraciones para mantener viva una relación?”
Es en torno a estas cuestiones que gira el drama sentimental de Alessandro Fabbri, autor de numerosas series de televisión, entre ellas la versión italiana de «In Treatment» en 2013, y ahora quizá inspirado en la exitosa serie estadounidense The Affair. Adapta a su vez la novela homónima de Marco Missiroli, publicada por Einaudi en 2019, finalista del 73º Premio Strega y ganadora del Premio Strega Giovani 2019. Una serie que por su temática e imágenes es apta para un público adulto, consciente y con herramientas de decodificación madura.
Una dirección y una cinematografía eficaces ponen en escena a los protagonistas en un Milán fascinante y en unos interiores refinados. Pero el «envoltorio» está al servicio de los diálogos que, inevitablemente, están más enrarecidos que los de la novela. El espectador es advertido: «ten cuidado, a ti también te puede pasar«. Carlo y Margherita tienen a su favor un entendimiento sexual abrumador -la serie es impúdica y coqueta con varias secuencias explícitas- y nada parece poder romper su vínculo hasta que una talentosa estudiante veinteañera parece atraer a Carlo de forma irrefrenable. Casi antes de que Carlo se dé cuenta, Margherita pasa de la sospecha a los celos y da rienda suelta a su espíritu de venganza.
Carlo y Marghe se distancian en imagen de espejo, casi sin razón, a merced del deseo de novedad, perdidos en el sinsentido de una comunicación que se ha roto en la rutina. Poco parecen importar las invitaciones de una pareja de amigos que se han reconciliado tras una caída y de la madre de Margarita que revela su fidelidad a su marido a pesar de saber de otro amor. Los dos intentan hacer las paces, pero sólo es la unión de sus cuerpos: ya no se comunican. «La mayoría de la gente no sabe amar ni se deja amar porque es cobarde y orgullosa o porque tiene miedo al fracaso«, Carlo cita La mujer adecuada de Sandor Màrai y se centra en la crisis.
Finalmente, el apólogo es claro: la construcción de un amor implica una fuerte voluntad. Los protagonistas parecen demasiado a menudo a merced de la pasión, dicen varias veces que quieren hablar para entenderse, pero en realidad nunca lo hacen del todo, apoyándose en un erotismo ciego e insuficiente. A través de un disfrute no superficial, la serie podrìa provocar una reflexión intergeneracional sobre las razones del amor.
Giovanni Capetta
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