Emily in Paris


Calidad general:
Calidad educativa:


IDEATORE: Darren Star
INTERPRETI: Lily Collins, Philippine Leroy-Beaulieu, Camille Razat
SCENEGGIATURA: Darren Star
PRODUZIONE: MTV Studios
ANNO DI USCITA: 2020
STAGIONI: 2 (20x30')
PRIMA MESSA IN ONDA: Netflix
DOVE SI PUÒ VEDERE ORA: Netflix
GENERE: comedia romántica

Età cui è rivolta la serie (secondo noi): >16
Presenza di scene sensibili: uso esporádico de palabras malsonantes, algunos desnudos (incluida una escena de desnudo femenino en el tercer episodio de la segunda temporada) y contenido sexual

Emily Cooper es una chica joven, guapa y a la moda que trabaja en una agencia de marketing de Chicago, ocupándose de la estrategia social. Recibe una oferta para ir a París durante un año para ayudar a Savoir, una agencia de artículos de lujo que su empresa acaba de adquirir, a obtener una perspectiva americana de los productos franceses. Segura de sí misma, desenvuelta y trabajadora en equipo, Emily se encontrará en una ciudad decididamente antipática, con colegas esnobs que la juzgan por su falta de estilo y un entorno que no parece saber qué hacer con ella. Sin embargo, las cosas cambian cuando conoce a una amiga -una heredera china que vive en París y que trabaja como niñera, pero que sueña con cantar- y a una vecina que es guapa y, sin duda, buena cocinera. París adquiere entonces rasgos diferentes, reales, y ya no los de una ciudad del amor abstracta y ligeramente idealizada. Con todas las pequeñas y grandes molestias (y sorpresas) que implican las cosas reales.
La serie cuenta el estereotipo -no inédito en la pantalla- del americano en París con un tono fresco y desenfadado. El marco estético está cuidadosamente elegido para atraer a un público femenino -ropa bonita, vistas hermosas, un joven apuesto a cuyo encanto Emily no será ciertamente inmune- pero no insinúa elementos de profundidad narrativa. Es puro entretenimiento, aderezado con amenidad y elementos bien pensados (un triángulo amoroso, pequeños obstáculos profesionales que superar, un escenario de cuento).
Es una serie de puro escapismo y -como suele ocurrir en estos casos- queda muy poco apegado al final del visionado.

 

 

Profundizaciòn

Darren Star, antiguo creador de Sexo en Nueva York, Beverly Hills 90210 y Melrose Place, vuelve al universo de las series intentando aplicar su típico tono ligero a la historia en clave adolescente y desenfadada. El resultado, sin embargo, es una serie evanescente en la que personajes más o menos estereotipados se mueven entre mil clichés y muy pocos arcos narrativos reales. Emily tiene poco que enseñar y, aparentemente, igual de poco que aprender, afrontando las diversas pequeñas vicisitudes -personales y profesionales- sin ningún énfasis especial. Por su parte, los franceses son retratados como una colección de clichés que rozan el disparate y reducen a los personajes a caricaturas que ni siquiera son tan hilarantes. Un poco de profundidad llega sólo cuando se crea un triángulo amoroso en el que está involucrada Emily, aunque -de nuevo- la joven publicista no aporta un punto de madurez personal fuerte y convincente para el espectador.

Una protagonista desenfadada e inconsistente

Dado que se trata de puro entretenimiento, ni siquiera hay elementos distintivos -una escritura brillante, ironía, una puesta en escena especial- que puedan cautivar al espectador y hacer que la narración sea interesante. Lily Collins, que interpreta a Emily, consigue milagrosamente no hacer un personaje que tiene todas las características de un personaje irritante, pero esto solo no es suficiente. Al igual que el espíritu positivo estadounidense, no es suficiente para hacer digeribles algunas opciones narrativas que parecen un poco «fáciles» y mal construidas.Emily no deja que lo que le ocurre se le suba a la cabeza: es despreocupada y desenfadada, se lo toma todo con un espíritu básicamente positivo, pero sin que esto se profundice en absoluto, e incluso en el terreno amoroso -tras romper sin demasiado drama con su novio que se quedó en Chicago – se encapricha con el guapo chef de la puerta de al lado en un tira y afloja amoroso poco efectivo incluso a nivel emocional.

Una historia que no conta nada

Tampoco hay señales temáticas particulares. Se ponen sobre la mesa diferentes elementos -la típica chica americana que tiene que aceptar una realidad diferente a la que imagina, el papel que juegan las redes sociales en la escena de la moda contemporánea, la capacidad de la «vieja guardia» para abrazar un mundo profesional cambiante sacando lo positivo de él- pero nada de esto se explora realmente de forma convincente. Se queda en la superficie, con el riesgo de no contar nada.
Lo que queda es el escenario parisino chic, la atmósfera de ensueño y algunos trajes dignos de mención para colorear una historia paradójicamente descolorida.

Gaia Montanaro

Temas de discusiòn:

  • El valor de la sinceridad y la lealtad en las relaciones.
  • La búsqueda de los elementos que unen y no los que dividen, superando las diferencias.
  • El uso de las redes sociales como arma de doble filo.

 

 

ACTUALIZACIÓN DE LA SEGUNDA TEMPORADA

La segunda temporada de Emily in Paris mantiene la narrativa y el tono que caracterizó el primer capítulo de la serie. Emily se ve cada vez más envuelta en un triángulo amoroso con el apuesto chef, vecino y ex novio de su amiga Camille. Emily pasó una noche de pasión con él, sólo para lamentarlo (más en su cabeza que en su corazón). El problema es que para Emily y Gabriel no era sólo una aventura, sino que los dos sienten algo por el otro. ¿Y qué hacer cuando hay que elegir entre salvaguardar una importante amistad o seguir un amor que poco a poco se va consolidando? Con los retos y dificultades laborales a los que se enfrenta Emily en la agencia parisina colocados en un mero segundo plano (al menos durante los primeros episodios), esta segunda temporada se centra casi exclusivamente en el componente relacional y amoroso. El tono desenfadado, la ropa (quizás demasiado) de moda y la dosis habitual de estereotipos permanecen intactos. Una historia puramente entretenida que continúa sin grandes florituras y con alguna frivolidad de más.