Basada en las novelas del célebre escritor de misterio estadounidense Michael Connelly y ya en su séptima temporada (y última, aunque está previsto un spin-off), Bosch es una serie que encaja perfectamente en la estela de las mejores historias de detectives, de las que reproduce muchos de los elementos canónicos. El protagonista, Hieronymus (alias «Harry») Bosch, es un veterano de la guerra de Vietnam que trabaja como detective en la división de homicidios del Departamento de Policía de Los Ángeles. Hombre íntegro y aparentemente malhumorado, Bosch tiene un pasado difícil (cuando sólo tenía once años, su madre -que trabajaba como prostituta en Hollywood- fue asesinada y él pasó el resto de su infancia en orfanatos y correccionales de menores) y, aunque está dotado de un sentido muy fuerte de la ética, se mueve constantemente en el límite entre lo permitido y lo no permitido para alcanzar la verdad. Estas características le convierten en un detective fenomenal, capaz de tratar de igual a igual con los cerebros criminales con los que se encuentra, pero también en un inconformista, del que el propio Departamento de Policía de Los Ángeles se ve a menudo obligado a distanciarse. En cada temporada, Bosch se enfrenta a uno o varios casos entrelazados, que a menudo acaban implicándole personalmente, ya sea en su pasado o en sus relaciones con las personas más cercanas (su ex mujer Eleanor, su hija Maddie o su compañero de policía J. Edgar).
Bosch tiene muchas de las características de un drama procesal policial, es decir, de aquellas series -Policías de Nueva York (NYPD Blue) fue la primera- que cuentan lo que ocurre en una comisaría desde dentro, explorando su microcosmos y las cadenas de toma de decisiones, las relaciones y las fricciones que se desarrollan en ella. A pesar de ser el verdadero protagonista, Bosch aparece siempre rodeado de un grupo de compañeros, que -sobre todo en las primeras temporadas, cuando las figuras de su ex mujer y su hija quedan más en segundo plano- representan para él no sólo amigos, sino una verdadera familia.
Bosch no es el prototipo del héroe oficial impoluto y sin problemas, sino más bien del forajido, o sea, de la persona que, para lograr su objetivo (en este caso, resolver el caso y sacar a la luz la verdad), no teme escarbar en la podredumbre de lo que le rodea, desafiando constantemente la ley y el peligro. Sin embargo, lo que hace de él un personaje empático y con el que el espectador puede simpatizar es el hecho de que Bosch siempre parece ser perfectamente consciente de dónde se encuentra el bien y la justicia. A lo sumo, está dispuesto a poner en riesgo su vida y su trabajo para cerrar un caso. Por supuesto, esto no significa que -en ocasiones- su obsesión por la verdad no acabe poniendo en peligro sus afectos. Es aquí donde Bosch muestra su vulnerabilidad, que está dispuesto a luchar con uñas y dientes para proteger a sus seres queridos.
Además de apoyarse en la excelente interpretación de Titus Welliver -cuya actuación siempre juega al despiste, dando vida a un personaje aparentemente frío y distante, pero capaz de tener momentos de gran humanidad y empatía-, Bosch se ha convertido en una serie tan longeva y popular porque es capaz de construir interesantes coprotagonistas con fuertes conflictos, que continúan presentes a lo largo de las temporadas; desde la teniente Grace Billets, la superior de Bosch que se ve constantemente obligada a desenredarse entre su posición de autoridad y el afecto que siente por él, hasta su hija Maddie, que -sobre todo en las últimas temporadas- lucha por conciliar su deseo de convertirse en abogada y la necesidad de defender a personas cuyo pasado no está precisamente claro, arriesgándose a encontrarse en el otro lado de la valla con su padre. O desde la pareja de policías cariñosamente apodados Laurel y Hardy, que ofrecen momentos de hilarante distensión cómica, hasta el jefe de policía Irvin Irving que, tras la muerte de su hijo, se enfrenta a la lucha entre la ambición personal y la necesidad de no perder la brújula moral que es la única que puede ayudarle a superar su dolor y avanzar hacia la luz.
Cassandra Albani
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