Nadie quiere esto


Qualità generale:
Qualità educativa:


IDEATORE: Erin Foster
INTERPRETI: Kristen Bell, Adam Brody, Justine Lupe, Timothy Simmons, Stephanie Faracy, Tovah Feldshuh, Paul Ben-Victor, Jackie Thon
SCENEGGIATURA: varios
PRODUZIONE: 20th Television, Fatigue Sisters Productions, Levitan Productions, Mr. D Productions, 3 Arts Entertainment, Dunshire Productions, Double Wide Productions
ANNO DI USCITA: 2024
STAGIONI: 1 (10x21-31')
PRIMA MESSA IN ONDA: Netflix
DOVE SI PUÒ VEDERE ORA: Netflix
GENERE: comedia romántica

Età cui è rivolta la serie (secondo noi): >16
Presenza di scene sensibili: numerosos momentos con contenido sexual explícito, lenguaje soez.

Los Ángeles. Joanne es la descarada presentadora de Nobody Wants This, un popular podcast sobre relaciones, feminismo y charlas sobre sexo libre. Noah es un joven rabino melancólico, que acaba de salir de una decepcionante aventura con su novia Rebecca. Los dos se conocen en casa de un amigo común: así comienza su viaje al mundo del otro, mientras un amor, tal vez imposible, tal vez no, se abre paso entre ellos.
Nadie quiere esto es una tierna comedia romántica, no muy diferente de muchas historias de este tipo, excepto por la elección de dar prioridad, entre los muchos obstáculos a su unión, a las diferentes creencias de los dos personajes principales, uno agnóstico y el otro judío. Y no sólo eso, el camino que toma la historia para resolver su enigma puede no ser el que muchos esperan.

 

 

Profundización 

 

En un principio, Nadie quiere esto podría presagiar un relato en el que el abanderado de un conservadurismo obsoleto (el rabino Noah) abandona sus prejuicios en favor del mundo libre (Joanne). No exactamente: no sólo porque el perfil de Noah no se corresponde con el de un conservador comúnmente entendido, sino también porque el objetivo de Joanne, de la «palabra» que la joven se propone difundir en su podcast (actividad análoga a la predicación de Noah), no es realmente una revolución cultural destinada a conquistar los reductos del pensamiento antiguo.
Para ella, se trata más bien de ofrecer un espacio en el que hablar de lo que en las relaciones habituales, por pudor o vergüenza, se suele evitar, dejándolo así sin resolver: ante todo -pero no sólo- el sexo. Un nivel de intimidad al que la comunidad de Noah no está ciertamente acostumbrada, tan frecuente es el problema de la distancia, a veces glacial, que se cuela incluso entre marido y mujer. Por otra parte, mientras Noah posee una astucia formidable para leer las almas, la franqueza sin prejuicios de Joanne no es sinónimo de la intimidad profunda o de la libertad realizada que ella nos quiere hacer creer. De hecho, muy extensa es la zona interior de sí misma que no quiere involucrarse en ninguna relación.

 

Acoger al otro de manera integral

Y aquí la serie hace una primera observación: no hay amor que no exija también poner en juego las partes de uno mismo que más avergüenzan, que menos se toleran, con las que es más difícil hacer las paces. El amor está hecho precisamente para entrar también en esta región: consciente o inconscientemente, lo que los dos protagonistas buscan es una relación en la que puedan implicarse por completo, sin dejarse nada. Es, sobre todo, esta búsqueda común donde parece producirse lo que es, a todos los efectos, el encuentro de dos civilizaciones: Noah y Joanne aspiran a alguien que no tema acogerlos plenamente. Hay pocos arrebatos pasionales, por no decir ninguno: Nadie quiere esto prefiere relatar otra propiedad del amor: una ternura delicada hacia el ser amado.

 

El sentido de la existencia

No hay en general, en ninguno de los dos, cambios que no broten de esa misma relación que tienen, y a la que no se vean inducidos por una ‘convicción’ en el sentido más etimológico del término, es decir, por estar ligados por un vínculo que los conquista hacia otra existencia posible. A diferencia de otras historias de amor, Nadie quiere esto, trata de evitar, sobre todo en lo que se refiere a lo divino, las conversiones o renuncias dictadas por la mera necesidad de compromiso, por la vida tranquila o por el principio de que «el amor lo vence todo». De este modo, arregla todo simplemente dejándolo de lado. Por otra parte, sí es cierto que se reconoce que la religión es capaz de dotar de sentido a los acontecimientos individuales de la vida, razón por la cual nunca se podría relegar a un elemento accesorio: lo que está en juego en la relación entre Noah y Joanne -otro factor distintivo de la serie- incluye nada menos que el sentido de la existencia.

 

“¿Qué amas”?

Sin duda, ésta y otras implicaciones temáticas podrían haberse detallado mejor, del mismo modo que no faltan pasajes poco persuasivos o cuestionables. Sin embargo, Nadie quiere esto deja la impresión final de no haber visto una comedia romántica cualquiera. Sinceridad sin zonas grises, ternura sin reservas, un discreto -más murmurado que gritado- anhelo de sentido: éste es quizá, más que el humor vivo y a veces cutre, el secreto de una historia que no es memorable, donde además los personajes no luchan por ganarse la simpatía del espectador.
Más aún si se tiene en cuenta que el amor entre Noah y Joanne pone en tela de juicio la extendida fatiga de la coexistencia entre culturas, con la intrigante sugerencia de que, para realizar su encuentro, no es necesario esconder o negar lo que tenemos dentro. Ser totalmente sincero en todas partes y frente a todos no es una falta de diplomacia: no es parte del problema, sino de su solución.
«¿Qué amas?» es la fórmula que Nadie quiere esto propone para ser sinceros con uno mismo y con los demás pero sin resultar perjudicial ni irritante. Así lo hace Noah  al enfrentarse a una de las barreras menos fáciles de superar: él se pregunta, si realmente ama a Joanne, cuánto y por qué, anteponiendo la respuesta a sus miedos. «¿Qué amas?» es también la pregunta implícita que se hacen los dos amantes para apoyarse mutuamente en su cambio recíproco, y es, a fin de cuentas, la regla de oro para cualquiera que tenga que hacer malabarismos en el complejo tablero de ajedrez de las relaciones. Una regla de oro -y no un atajo mágico- apta para quienes quieran acogerse y aceptarse como lo hacen Noah y Joanne. Sin zonas grises y sin reservas.

Marco Maderna

 

Temas para el debate:

  • El amor como disponibilidad a acoger al otro de manera integral y donde uno se muestra por entero.
  • La religión como fuente de significado de los eventos y circunstancias cotidianas.
  • Cómo conocer y meterse en otra cultura sin temor a salir perdiendo.