RECOMENDADA POR ORIENTASERIE
Quizá muchos conocen, de oídas o por haber estado en Londres, la famosa Oxford Street y, en particular, los grandes almacenes Selfridges. Menos conocida es la historia del fundador de este lugar con más de 100 años de historia, Henry Selfridge, que empezó como simple reponedor en una gran tienda de Chicago y rápidamente se convirtió en un gran manager. Tras hacer fortuna en Estados Unidos, decidió exportar su visión al corazón de Londres a principios del siglo XX. En aquella época, la «moda», con sus diseñadores y la producción en serie, aún no había nacido realmente, por lo que se recurría regularmente a los sastres. Selfridge ofrece un único lugar donde encontrar de todo: accesorios, ropa, artículos para el hogar y perfumes. Una experiencia de compra nunca antes vivida.
La serie narra la historia de los grandes almacenes, las opciones comerciales y pioneras del marketing y la comunicación, pero sobre todo habla también del hombre Henry Selfridge, sus afectos, sus amigos. Mr. Selfridge es la historia de un hombre, enamoradísimo de su mujer y de sus hijos, y la historia de un gran empresario, de una personalidad extraordinaria, pero también capaz de cometer errores muy ordinarios -tenía amantes, era aficionado al juego-, era en general un hombre de gran corazón, siempre lleno de ideas, pero muy frágil. Su esposa Rose es quien tiene que recomponer los pedazos rotos de la familia, y también los de su marido. Es ella quien da estabilidad a este hombre exuberante y débil. Tanto es así que, en un momento dado, Henry admitirá que todo -los grandes almacenes, sus ideas- surgió gracias a Rose.
La serie alterna hábilmente momentos frescos y divertidos con situaciones dramáticas, sin resultar en ningún momento pesada para el espectador. Puede verse en familia, incluso con hijos adolescentes.
A diferencia de Velvet, un drama de época ambientado en el mundo de la moda en la España de los años 50, Mr. Selfridge es menos dramático y ayuda a entender mejor la dinámica de unos grandes almacenes. Es interesante observar cómo un comerciante debe estar siempre conectado a la realidad y resulta interesante observar cómo los autores hacen pasar a Henry por las oportunidades y dificultades propias de la época; el primer automóvil, el primer avión, las primeras exploraciones en lugares remotos del globo, pero también, las sufragistas, la Primera Guerra Mundial y el problema de tener que suplir la falta de personal masculino. De la serie se aprende la importancia de los escaparates como forma de comunicación y cómo, incluso un centro comercial de lujo, tiene que ver con el arte.
Además del Sr. Selfridge y su familia, los protagonistas son algunos de los empleados de los grandes almacenes: a través de ellos vemos las costumbres y tradiciones del Londres de los años veinte, el papel de la mujer y un tímido inicio de cambio en su consideración dentro de la sociedad.
Durante el desarrollo de la trama, Henry Selfridge se da cuenta poco a poco de que tiene que desempeñar un papel paternal hacia sus empleados y es él quien debe intervenir en primera persona cuando se encuentran en dificultades. No faltan los enemigos y las amenazas: Lord Loxley, envidioso de su éxito; las mujeres que quieren seducirlo y alejarlo de su esposa (una en particular que incluso pretende ser amiga de Rose). Pero el verdadero enemigo de Henry Selfridge es él mismo, que con sus vicios se arriesga a perder la vida y a su mujer. Las constantes traiciones, de hecho, acaban alejando a Rose.
La serie se basa en la novela Shopping, Seduction & Mr. Selfridge, de Linda Woodhead, que reconstruye el ambiente de la sociedad londinense de la época y el papel de Henry Selfridge, en particular la transformación del mundo de la ropa, y del paso de las sastrerías exclusivas a los centros comerciales que hicieron la moda más accesible a todos.
Mr. Selfridge es recomendable porque ofrece un entretenimiento positivo: a través de las grandes hazañas y debilidades de Henry entendemos las consecuencias de nuestros actos para bien y para mal; en su forma de hacer negocios vemos qué ingenio y cómo debe arriesgarse un emprendedor en cualquier época. También se refleja el amor por su familia, -y por su mujer en particular- y así se deja ver que la familia siempre permanece en el centro. Henry Selfridge no es feliz cuando está con amantes, ni siquiera cuando arriesga cientos de libras en el juego, no es feliz en el mundo del lujo, sólo es verdaderamente feliz con su mujer y sus hijos.
Maximiliano Cattaneo
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